Es complicado decir adiós, siempre, poco o mucho... Pero cuando se ama es muy difícil. Amar en cierto modo es esperar todo lo que quieras de esa persona y conseguirlo. La reciprocidad inmediata. Esa respuesta que consigues sin esperar nada, es algo que va mas allá de la confianza, el conocer tanto a esa persona que no esperas , ni le pides fidelidad, tú sabes que no lo hará porque sería incapaz de lastimarte. Más allá de la rudeza de los que predican estar enamorados el amor es intangible, silencioso, perspicaz. Tu nunca desearas que le vaya mal a esa persona que le amas (aunque no este contigo) si le deseas mal, sencillamente no le amas.
Decir adiós amando pasa las barreras de los limites inimaginables del sufrimiento es una tortura emocional que poco a poco se va superando. Claro está que de amor nadie se muere, pero se llega bastante cerca. Podríamos decir que se mueren algunas ilusiones, esperanzas, sueños y un montón de cosas mas, sumado a la desdicha de una relación futura. De una manera mas sencilla de decir el corazón se va blindando y en cada decepción amorosa nos vamos poniendo rejas donde cada dia otro alguien se les hará mucho mas difícil entrar.
Simplemente decimos adiós porque ya no somos esa manera inmediata de pensamiento de esa persona amada, ya no somos el enlace que nos mantenía unido o simplemente no somos lo mejor para ellos. Cuando decimos adiós nos sacrificamos nosotros mismos, sin ser egoístas, sin esperar nada, lo hacemos simplemente para cerrar un capitulo de nuestras vidas, esperando que nuestra ausencia valga la pena y sea un escalón más, hacia la felicidad del otro o la nuestra...