martes, 23 de agosto de 2011

El tiempo que pasamos con cada amigo, es lo que lo hace importante


El tiempo que pasamos con cada amigo es lo que hace a cada amigo tan importante. Las amistades se construyen de a pedacitos, pedacitos de tiempo que pasamos con cada persona, no importa la cantidad del tiempo que pasamos con cada amigo sino la calidad del tiempo que vivimos con cada persona. Cinco minutos pueden ser más importantes que un día entero. Hay amistades hechas de risas y dolores compartidos; otras de escuela, otras de salidas cine y diversión; también están aquellas que nacen y no sabemos de que o por que pero sabemos que están presentes, tal vez estas estén hechas de silencios compartidos, o de mutua simpatía que no tienen explicación, hoy también hay muchas amistades hechas solo de e-mails, nuestras amistades virtuales que nos hacen pensar y reflexionar...

Aprendemos a amar a las personas sin juzgarlas por su apariencia o modo de ser, sin poder etiquetarlas, como a veces lo hacemos inconscientemente. Hay amistades profundas que nacen así. SAINT EXUPERY dijo: “fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante” (mi frase preferida) el tiempo que pasamos con cada amigo es lo que hace a cada amigo tan importante, porque el tiempo perdido con amigos no existe, es tiempo ganado, aprovechado, vivido, son recuerdos para un momento o para toda una vida.

Un amigo se torna tan importante para nosotros y nosotros para él, cuando somos capaces, aun en su ausencia de reír o llorar, de extrañar o querer estar bien cerca de él solo para disfrutar de su compañía. Podemos tener varios mejores amigos de diversas maneras, lo importante es saber aprovechar al máximo cada minuto vivido y tener después en nuestros recuerdos, horas para pasar con ellos aunque estén lejos….

miércoles, 17 de agosto de 2011

Mitómano ¿o simplemente un mentiroso?




Quédense tranquilos, no voy a hablarles de la Dirigencia Política, aunque es seguro que encontraríamos allí muchos ejemplos para describir a estos personajes: varones y mujeres que tienen un impulso irrefrenable por deformar la realidad. (Anónimo)
Conocemos por mitómano digamos al arte de falsear la verdad a la fabulación consciente y a la simulación de estados orgánicos anormales. Por qué se dice que la mitomanía o por qué digo que la mitomanía es un arte? Pues los mitómanos son artistas que viven como un escultor a su escultura y como un pintor a su retrato. La mentira viene siendo su armadura. La mitomanía es una tendencia patológica que aunque los mitómanos nunca acepten la realidad en la que viven sino viven en su propia realidad ellos jamás despiertan y cuando creen estar despiertos necesitan alimentarse de lo que los mantiene vivo (la mentira). Su vida es una cadena cíclica que depende automáticamente de mentiras y engaños constantes que nunca (para ellos) serán autoengaños porque son personas anormales y el único medio para sobrevivir es seguir haciendo arte con la palabra y la oratoria

Según la Dr Fabiana Mendez Explica que: Lo que diferencia al mitómano de un mentiroso es que este último inventa mentiras para defenderse o protegerse, con una finalidad, pero en el mitómano prevalece lo compulsivo de la mentira, sin ninguna motivación. Sin embargo yo considero que es todo lo contrario.
En general cita la Dra, se establecen tres tipos (o niveles) de mentirosos:
• En primer lugar están los mentirosos sociales, ellos mienten porque necesitan una excusa. Para algunos son "mentiras piadosas", que no buscan causar daño .
• Un paso más arriba están los mentirosos frecuentes, que sí son conscientes de que utilizan una mentira para lograr sus objetivos y no miden las consecuencias.
• Finalmente, se encuentran los mitómanos, un gran dolor de cabeza para sus familias. El problema radica en que la mentira se convierte en su razón de existir; un camino largo que se construye a diario con un mundo falso muy alejado de la realidad.

Fantasía vs. Mitomanía
En la niñez, la fantasía es un elemento necesario que forma parte de la creación de la personalidad. De ahí que los chicos jueguen a ser superhéroes, famosos, o a disfrazarse de distintos personajes reales o imaginarios. De esta forma aprenden el sentido de realidad mientras logran la madurez.
También hay que tener presente que cuando se consolida la madurez, la fantasía no se desecha por completo. Por el contrario, se conserva como fuente de creatividad y productividad, sirve para imaginar, planear y resolver problemas.
El conflicto del mitómano es su incapacidad de reconocer cualidades o recursos reales, y entonces los inventa, crea una ficción para enfrentar al mundo y reduce así el temor que siente por la realidad.

Cómo reconocer a un mitómano.
Hay algunas características que los distinguen: es una persona convincente, manipuladora y su discurso suele ser verosímil, tiene talento histriónico y sabe actuar, no acepta fácilmente su problema, quizá tartamudean, cambian de tema o dicen diferentes versiones en cada ocasión y a diferentes personas. Además, en su discurso se mezclan indistintamente partes de verdad y fantasía, aunque son más o menos creíbles: suelen mentir sobre su vida, su trabajo, su salud, edad, y sobre todo su profesión un sinnúmero de cosas que en realidad no deberían ser maquilladas para ser contadas
La mitomanía no es una enfermedad en sí misma, pero ese impulso incontrolable que los lleva permanentemente a mentir, corresponde a un conjunto de síntomas que pueden presentarse en diversas enfermedades psíquicas, particularmente en trastornos de personalidad.
Según la Real Academia Española es la "Tendencia morbosa a desfigurar, engrandeciéndola, la realidad de lo que se dice."

En general, todo mitómano pasa primero una fase de omnipotencia, en que dice muchas mentiras y piensa que todos le van a creer; posteriormente, llega una etapa de deterioro o caída del narcisismo mentiroso en que se presentan constantes contradicciones y ya nadie le creé; habla de su vida y no le hacen caso, no lo toman en cuenta para cosas importantes, no le dan responsabilidades, lo corren del trabajo y, en la familia, ya no puede hablar de ciertas cosas, le restringen el acceso a objetos o información. Se va cercando o acorralando, hasta que se relaciona con gente con grados de madurez y evolución muy bajos, inmiscuyéndose en situaciones de riesgo.
¿Por qué nos miente el mitómano?

Comencemos por resaltar, que la mentira en su caso es secundaria. Lo primordial, es su intención incontrolable de "disfrazar la realidad".
Y es justamente en ese intento, que suponen conseguir prestigio, mejorar su imagen o percepción que los demás tienen de él, obtener afectos, bienes, manipular a las personas o simplemente dañar.
Esto se debe a que devalúan sus capacidades, sobrevaluan las de otros, y por eso inventan o se atribuyen lo que ven en otros.
Se cree que la persona adicta a mentir encuentra en la falsedad y en la exageración, una vía de escape a sus dificultades, sin llegar al delirio.
Este último rasgo es fundamental, sus mentiras son verosímiles, no están lejos de la realidad, lo cual hace que tendamos a creerle.

También existen motivaciones aún más profundas que son inconscientes, pero que pueden ser descubiertas mediante un tratamiento clínico.
Pero mientras la persona no se someta a una terapia, que en muchos casos incluye el uso de fármacos, la mentira para el mitómano será su única opción ante otras posibilidades para conseguir lo que desea.
Mentiras Peligrosas
La mitomanía no es inofensiva para el mitómano, pero tampoco lo es para su entorno. Al contrario, tiene una serie de efectos en distinto nivel.
En el plano social, el mitómano comienza a perder credibilidad; en el mejor de los casos es un cuentero inofensivo.
A nivel familiar, es visto como una persona poco confiable y desde el punto de vista de las amistades, éstas tienden a alejarse o bien la persona termina apartada del grupo.
El peor escenario es cuando la mitomanía afecta a terceras personas. Esto ocurre cuando la "manía" de mentir está presente en personalidades antisociales, principalmente en estafadores: En ellos, el "modus operandi" del delito es el engaño para conseguir dinero o bienes.
¿Es posible curarse de tanta mentira?

Según los especialsitas, es casi imposible que quien padece de mitomanía busque ayuda; generalmente es llevado a consulta por otras personas o acude a terapia por otras razones, pero mientras no se someta a una terapia, la mentira dominará su vida.
Si acepta la ayuda, puede superar este problema y vivir en la realidad. Los psicoterapeutas que han trabajado en estos casos , explican que primero debe realizarse una fase de exploración del paciente, realizar algunas entrevistas antes del diagnóstico definitivo, de modo que la principal herramienta para revisar conductas y la vida del paciente es la palabra. Al avanzar en la terapia, lo que se hace, es establecer una alianza de trabajo en la que se demuestre al paciente el costo que le está trayendo su enfermedad; se le debe hacer entender que hay cosas que él ve muy normales, pero en realidad son expresiones del problema. Así continúan, sin profundizar demasiado, para que haya adherencia al tratamiento: Esto se debe a que si se confronta al paciente en las primeras sesiones, sólo se logrará que huya despavorido.
Según los expertos, es necesario conversar e ir enlazando cosas sobre su vida o que ha dicho, construyendo una mayor alianza de trabajo, para luego poder abordar hechos más profundos, decirle cuándo ha mentido e interpretar la razón de esa conducta. El proceso es largo, pues se debe construir un nuevo aprendizaje en el paciente y un pensamiento analítico. También es importante ayudarle a percibir cuáles son sus herramientas y recursos para enfrentar la vida.
Por último, el Dr. Sergio Arturo Escobedo acentúa:- "Me parece fundamental que en estos casos o cualquier otro que genere sufrimiento y alteración de la vida social, familiar o escolar de una persona, pensemos que hay muchos recursos con qué enfrentarlos y ayudarnos a descubrir capacidades propias. En este sentido, siempre es muy útil acudir a un proceso psicoterapéutico".

Por eso si sientes que algo de esto te pasa, o a alguien que quieres, ten presente que siempre hay una oportunidad de cambiar la historia.
Una historia que, tarde o temprano, termina mal.
No olvides que es imposible evitar el encuentro con la verdad, pues por muchos esfuerzos que hagamos en todos los casos, ella ganó la partida antes de comenzar el juego.

Sueños



El hombre pasa su vida entre dos universos inexplicables: el de la vigilia y el del ensueño. Ambos reportan experiencias enigmáticas, sobre ambos formula hipótesis plausibles pero no necesariamente ciertas, en los dos en juguete de fuerzas que la conciencia maneja de manera parcial.
Al soñar somos guionistas, escenógrafos, director y protagonistas de una obra que creemos real pues ignoramos que viene de nosotros mismos. Contemplamos nuestro interior creyendo ver el exterior. Quizás por ello durante el ensueño aceptamos inconsecuencias que en la vigilia creíamos síntomas de locura. Pero el loco como el soñante, cree estar cuerdo. Lo más perturbador es que desconocemos el propósito, el mecanismo, el lenguaje, el significado de esta creación que ocupa casi la tercera parte de nuestras vidas.
Así como estamos despiertos o dormidos por rachas consecutivas, mientras dormimos tenemos intermitentes ráfagas de ensoñaciones que se alternan con lapsos de sopor profundo. Mientras el cerebro, las ondas cerebrales y los ojos son agitados por la ráfaga de ensoñación, disminuye el tono muscular y el cuerpo reposa; cuando las ensoñaciones nos abandonan, descansa el cerebro y el cuerpo se agita, cambia de posición y es propenso a despertar.
Quizás por ello se pensó que los ensueños protegían el dormir, dando explicaciones imaginarias a los estímulos que podrían despertarnos. Toda una literatura custodia el sopor de las muchedumbres explicando el mundo con los términos de quienes las oprimen.
Durante un tiempo se creyó (o aún se cree) que los sueños eran premoniciones, y también lo han sido las creaciones literarias.
El talmúdico Dr. Freud entrevió en los sueños la satisfacción de deseos, y mucho de ello hay en las ficciones literarias. Pero ni unos ni otras son desfiles de deseos saciados (con frecuencia representan el misterio, la frustración, la angustia)
Ello ha llevado a creer que el objeto de lo literario era el disimulo del lenguaje bajo una indescifrable acumulación de códigos.
Los neurólogos proponen que el soñar tiene por objeto reclasificar los contenidos percibidos durante la vigilia. Quien toma somníferos duerme pero no sueña y por tanto no reposa. Los mismo sucede con quien cae en el sueño natural y es despertado. En ambos casos, la falta de ensueño produce fatiga extrema, desorientación, agresividad, dificultad para recordar y aprender, episodios psicóticos. Parecería que el ensueño del durmiente es condición de la cordura del despierto.
¿Serán entonces los sueños fragmentos revelados de la maquinaria del pensamiento?¿seran ideas abstractas expresadas en forma narrativa? ¿ o las ideas abstractas son sueños representados en signos incorpóreos?
La invension literaria, por su parte, es esa misteriosa reclasificación del mundo que no lo explica pero sin la cual no podemos comprenderlo, quizás el ensueño sea el razonamiento de nuestro hemisferio derecho del cerebro, el cual piensa en imágenes, en sensaciones y emociones, mediante de intuición y síntesis. A lo mejor el ensueño es la traducción intuitiva y sintética de los mensajes secuenciales y analíticos que el hemisferio izquierdo del cerebro le trasmite al derecho.
Quizás los ensueños, como la literatura, sean el lenguaje en el cual se hablan las dos mitades de nuestro ser, y cada una de ellas lo comprende mientra que para nuestra totalidad es impenetrable.
Quedará por decir sobre sueños y vida que su principal encanto es su inexplicabilidad, que si se le aplicara una interpretación infalible ya no nos interesaría.
Quizás la repuesta este en uno mismo, en la genialidad que consista el poder leerlos. ¡Habrá que consultarlo con la almohada!